Para adaptarnos a las situaciones cotidianas y no tan cotidianas de la vida, probablemente cada persona utiliza un estilo de afrontamiento individual, para facilitar el entendimiento este estilo lo dividiremos en dos: estilo EVITATIVO y estilo RESOLUTIVO.
El primero se refiere a no llevar a cabo la toma de decisiones para resolver problemas, si no instalarse en la comodidad, con el objetivo de no generar conflicto inducido por una baja autoconfianza, influenciada por la creencia de ser «incapaz» de llevarlo a cabo.
El segundo se refiere a la toma de decisiones con respecto a los problemas que nos suceden, este indudablemente generará mayor confianza en nosotros mismos y nos aportará una sensación de control en cuanto a la situación concreta.
Según la persona, se sentirá más identificado con uno u otro, probablemente el segundo, sea el que nos lleve a experimentar mejores sensaciones y mayor conexión con lo que deseamos, ahora bien, CUIDADO, no somos los responsables de todos los problemas de nuestro alrededor y no podemos nunca controlar el comportamiento, opinión o decisiones de los otros. Por lo que si este estilo de afrontamiento se lleva a un extremo, podría generarnos malestar por no conseguir cosas que no dependen de nosotros, si no que están en mayor parte en poder del otro.
Busca tu equilibrio, resuelve las situaciones que estén en tu mano, las que no libérate de carga y responsabilidad que no te corresponde y sobre todo, siéntete satisfecho por lo que sí logras.